domingo, 30 de marzo de 2014

Carta número 513.

Decía el filósofo San Agustín que no debemos fiarnos de los sentido,
que se mueven en el mundo de las apariencias.
Pero que sabía él del brillo de tus ojos
cuando has tenido un buen día.
De la forma de mirarme cuando estás mal,
pues conocerte implica saber que no lloras con lágrimas
sino con sonrisas apagadas y ojos en otro mundo.
Que coño sabía él de tus labios,
sugestivos, cuando llevas varios días sin verme,
de tu forma de abrazar.
Que nos van a decir a nosotros de superar barreras,
cuando nos hemos tragado lágrimas y golpes,
 y hemos sacado adelante sonrisas
que el resto creía imposibles.
Sólo tenemos que confiar en nosotros mismos.
Y yo confío en ti,
en esa manía que tienes de descuadricularme los planes
 y decirme que me olvide, que vamos a improvisar.
Que esta vida es muy puta,
pero nosotros no tenemos dinero para pagarla.
Tenemos besos, apoyo, amor, confianza
y sobretodo ganas para hacerle frente.
Y con eso, nadie nos puede.

No hay comentarios:

Publicar un comentario